En estas generaciones existen muchas parejas que se acercan a terapia porque sufren por “amor”.
Resulta que hemos aprendido por lo que nos dicen, lo que escuchamos en canciones, lo que vemos en la tele que el amar a alguien es renunciar a uno mismo.
Nadie nos ha enseñado a darnos cuenta de nuestros afectos, a darnos cuenta de nuestras necesidades,
Sufrimos por amor porque no hemos sido educados para amar, no nos han enseñado a discernir nuestros afectos y evitar que el sano amor constructivo se convierta en oscura dependencia enfermiza.
Por el contrario, se promueve un amor dependiente en donde mientras mas dependas mas amas, mientras más renuncias a lo que te gusta más cariño le tienes al otro, y exalta excesivamente el concepto del amor puro e incondicional “a cambio de nada” que hace mucho daño en estos casos.
La realidad es que ¡El amor siempre es recíproco!
Nunca es a cambio de nada. Tú importas tanto como tu pareja, tu vales tanto como tu pareja, y así como tu das necesitas recibir, si las cosas no están claras, si no están parejas, es hora de hacer algo al respecto.

Necesitamos liberarnos, el amor es LIBRE
¿Liberarse de qué? De algunas creencias absurdas sobre el amor que nos aplastan y limitan nuestro crecimiento personal. Quitarnos de encima todos estos pensamientos e ideas que nos generan una enorme carga emocional que hunde el amor y lo convierte en algo enfermizo y altamente peligroso: “Si amas, debes esclavizarte”, “Si amas, debes obsesionarte”, “Si amas, debes perder tu identidad” y “Si amas, debes tener miedo a perder tu pareja”, y cosas por el estilo. “Deberías” claramente destructivos para la salud mental: amor doliente.
Algunas creencias se convierten en lastres que cargamos en la mayoría de nuestras relaciones afectivas, TODAS, amor de pareja, de amigos, de familia, en mayor o menor grado. Así nos educaron en el comienzo y así lo hemos trasmitido de generación en generación: amor y sufrimiento, dos caras de la misma moneda. Sin embargo, pese a esta manera de conceptualizar la experiencia afectiva, es posible crear un esquema mental liberador y constructivo que se oponga a un amor poco gratificante, saludable y digno.
Para que el amor se convierta en una fuente de realización y no de sufrimiento.