La intervención va dirigida a personas sanas como a cualquier otra que presenta alguna limitación o discapacidad. Es decir siempre que se sospeche de algún problema o dificultad referido al funcionamiento del cuerpo de la persona, dificultad en relacionarse con el otro, en desenvolverse en un espacio y tiempo determinado de manera eficaz, siendo o no que tenga una patología de base.
¿Pero qué pasa con los niños?
Voy a mencionar algunos signos de alerta para detectar un posible problema en el desarrollo de un niño.
En un niño de 3 años
Se cae mucho o tiene problemas para subir y bajar escaleras
Se babea o no se le entiende cuando habla.
No puede usar juguetes sencillos (tableros de piezas para encajar, rompecabezas sencillos, girar una manija)
No usa oraciones para hablar
No entiende instrucciones sencillas.
No puede realizar círculos en un dibujo.
No imita ni usa la imaginación en sus juegos
No quiere jugar con otros niños ni con juguetes
No mira a las personas a los ojos
Pierde habilidades que había adquirido
En un niño de 4 años
No puede saltar en el mismo sitio.
No entiende los conceptos de adentro y afuera.
No puede pintar adentro de una imagen.
Tiene dificultades para hacer garabatos.
No muestra interés en los juegos interactivos o de imaginación
Ignora a otros niños o no responde a las personas que no son de la familia
Rehúsa vestirse, dormir y usar el baño
No puede seguir instrucciones simples
No entiende lo que quieren decir “igual” y “diferente”
No usa correctamente las palabras “yo” y “tú”
Habla con poca claridad
No puede nombrar y señal las partes de su cuerpo.
En un niño de 5 a 6 años
No expresa una gran variedad de emociones
Tiene comportamientos extremos (demasiado miedo, agresión, timidez o tristeza)
Es demasiado retraído y pasivo
Se distrae con facilidad, tiene problemas para concentrarse en una actividad por más de 5 minutos
No puede saltar en un pie.
Suele caerse con frecuencia, movimientos torpeza, bruscos.
No le responde a las personas o lo hace solo superficialmente
No puede distinguir la fantasía de la realidad
No juega a una variedad de juegos
Sus dibujos son pobres.
No puede cepillarse los dientes, lavarse y secarse las manos o desvestirse sin ayuda.
No puede seguir líneas en un dibujo.
No reconoce ni compara objetos.
No reconoce la diferencia de objetos, ni por su forma, color y tamaño.
¿Cómo se detecta un problema?
Primeramente, se realiza la valoración psicomotriz, es decir se evalúa el desarrollo psicomotor, desde todas áreas (lenguaje, motriz, cognitiva y emocional-afectiva) para detectar si el niño está por debajo de su edad cronológica o no, puede suceder que no haya adquirido ciertas destrezas o tenga fallas en las mismas, a partir de ahí se determinara si necesita la terapia, se interviene construyendo un proceso diagnostico propone un tratamiento acorde a cada niño.
¿Quiénes pueden ser beneficiados de la terapia de psicomotricidad?
El servicio de psicomotricidad Terapéutica infantil atiende a bebés, niños y niñas con limitaciones en el desarrollo, tales como:
Retraso psicomotor
Trastornos Psicomotores, (Torpeza psicomotriz, Inestabilidad, Inhibición, Dispraxias)
Retraso madurativo
Dificultades en la relación
Dificultades en habilidades sociales
Dificultades en el comportamiento y conducta.
Dificultades en la comunicación y expresión.
Prematuridad
Síndromes
Dificultades motoras, tanto en la motricidad gruesa como en la fina.
Dificultades en el desarrollo del juego
¿Qué hace un Psicomotricista?
Pone su cuerpo a disposición del otro, juega, salta, se traslada por todo el espacio en diferentes formas y direcciones, espera, habla, calla, cuando es necesario, observa y construye. Sostiene desde el cuerpo físico y emocionalmente, da sentido a las acciones, verbaliza lo que se está haciendo y brinda experiencias de movimiento.
Acompaña al niño, a la familia y la escuela.
¿Qué se hace en la sesiones de psicomotricidad?
Se realiza actividades que le permitan al niño experimentar en el plano de la coordinación gruesa y fina, a partir de su accionar con su cuerpo, va a adquirir los aprendizajes necesarios para desenvolverse en la vida de forma eficaz.
La motricidad gruesa, son aquellos movimientos amplios, que requieren de esfuerzo y fortalece cada parte del cuerpo, como el caminar, correr, saltar, trepar.
La motricidad fina, son los movimientos del cuerpo que requieren más destreza, precisión, dominio y control de manos y brazos, es decir es la coordinación donde se pone en juego la coordinación de las manos y la vista. Esto permite habilidades como encastrar, ensartar, enhebrar, recortar, etc.
Si desea ampliar la información sobre la Psicomotricidad o está interesado en este servicio, no dudes en ponerse en contacto con nosotros.