La leche es el fluido biológico que secretan las hembras de los mamíferos y cuyo papel es aportar los nutrientes requeridos por el recién nacido de la especie correspondiente, durante los primeros meses de vida. En general, con la denominación de leche, en nuestro país, se entiende única y exclusivamente la leche de vaca. La leche de otras especies se designa indicando el nombre de la especie. Existe una gran cantidad de productos lácteos, incluyendo leches con contenido variable en grasa, leches fermentadas, yogures y quesos, entre los más consumidos. En el momento del nacimiento, la leche materna es la única fuente de nutrientes. La duración del período de lactancia y el momento de introducción de otros alimentos, son variables de unas especies a otras. En los humanos, a partir del primer año de vida, con frecuencia se consume leche durante toda la vida. La alimentación humana está rodeada de normas, ritos y costumbres que obedecen a creencias muy diversas. Las costumbres alimentarias se impregnan de simbolismos y significados culturales que cambian con el tiempo., en los últimos años se han puesto en duda los beneficios de la leche por lo que ha sido un tema muy interesante de analizar, ya que hay diferentes opiniones con respecto a beneficios y riesgos del consumo de leche, los cuales iremos aclarando. Los riesgos potenciales del consumo excesivo de leche y derivados pueden tener relación con uno o varios de los siguientes hechos: • Los lácteos desplazan o compiten con la ingesta de alimentos ricos en fibra tales como frutas y verduras. Es lógico, pues si se han satisfecho con creces las necesidades calóricas, el niño no tiene ya apetencia por tomar las cantidades recomendadas de esos alimentos, tradicionalmente menos aceptados. Esto puede conducir a estreñimiento. • Además del pobre contenido en hierro de la leche, el calcio actúa como secuestrador del hierro procedente de los alimentos. • Los lácteos elaborados en general contienen mayor proporción de azúcar que la leche, siendo en forma de sacarosa añadida durante el proceso de fabricación (batidos, yogures espesos o líquidos, natillas, batidos, postres...), de modo que se incrementa la cantidad de sacarosa (azucares simples) en la dieta, incrementando el riesgo de desarrollar caries, obesidad y, a largo plazo, diabetes tipo 2. La falta de calcio para el organismo es el miedo más importante que presentan muchas personas para dejar de consumir leche. Sin embargo según estudios estadísticos podemos observar como los lugares donde mayor es el consumo de leche de vaca y lácteos, es también donde más nivel de osteoporosis, y de otros trastornos derivados de la desmineralización como caries dentales, pérdida y fragilidad del cabello, etc. En cambio en otros lugares del mundo por ejemplo, China o Japón, donde nunca se han consumido ni leche ni lácteos de ningún tipo, no se conoce la osteoporosis y trastornos similares de desmineralización. Según investigaciones, existe una relación posible entre el consumo de soja y otras legumbres y la inexistencia de osteoporosis u otros trastornos como los derivados de la menopausia. La razón podría ser su riqueza en fitohormonas. Es muy importante considerar que lejos de no consumir leche, deberíamos preguntarnos ¿con que finalidad consumimos la leche? y de ahí partir a buscar más opciones de alimentos o una cantidad considerada de leche, por lo cual es muy importante consultar a un profesional de la salud que te oriente, aunque no olvidemos que este tema seguirá generando controversia y un sinfín de opiniones variadas.