La muerte es algo importante en la vida, ésta siempre a inquietado al ser humano, quien a través del tiempo ha hecho infinidad de estudios para alargar su vida, ya que enfrentarse con la muerte, le genera angustia, sufrimiento y trata de evitarla como si realmente se pudiera. En la actualidad no es aceptada ni asumida como un proceso natural, si no como una crisis, por lo que se ha convertido en una problemática personal, familiar y social.
La tanatología se encarga de estudiar y tratar el proceso de la muerte y la muerte misma, como algo trascendental, para disminuir el sufrimiento físico y psicológico en los enfermos, así como la aprensión y sentimientos de culpa y pérdida de los familiares.
El duelo se entiende como el conjunto de sentimientos, reacciones y cambios que ocurren en el proceso de cicatrización de una herida(psicológica), por la pérdida de un ser querido; es importante que la persona doliente identifique sus sentimientos y temores, para ser capaz de pedir y otorgar perdón de ser necesario, asumir una actitud positiva ante el sufrimiento; procurar el desahogo de emociones, para sentirse aceptado y comprendido y planear un proyecto de vida que implique actividades a corto, mediano y largo plazo.
Aunque las personas intenten negarlo cuando existe una perdida existe una herida psicológica y de lo que realmente no se percatan, es que de esa supuesta fortaleza que demuestran al no sentir, les causan un gran daño, pues los sentimientos atrapados aquellos que no se expresan, acaban por contaminarse e infectarse, al igual que una herida en el cuerpo cuando no se atiende adecuadamente.
Es indispensable aceptar nuestra condición, y con ello admitir nuestra vulnerabilidad, reconocer que el dolor nos da la oportunidad de contrastar la luz con la obscuridad, el día con la noche, y que así, sólo así, podremos valorar más nuestra propia vida.
Trabajar el duelo para un enfermo requiere:
Aceptar la realidad
Trabajar emociones y el dolor
Adaptarse a las nuevas circunstancias y vivirlas con calidad y dignidad
Prepararse para la muerte, cerrar ciclos, desprenderse y despedirse
Trabajar el duelo para los familiares requiere:
Aceptar la realidad de la pérdida
Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida
Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente
Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo
La experiencia nos demuestra que aquellos que se enfrentan a sus pérdidas, que las viven con conciencia, y que logran extraer de ellas aprendizajes importantes, aumentan su capacidad de gozo, ya que no tienen la necesidad de ir caminando con un pesado costal de penas no resueltas, que dificultan nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos.
¿Cuándo ha acabado el duelo?
Cuando se ha perdido una relación íntima, existen varios periodos dependiendo de la cercanía del vínculo con el fallecido, podría ser de 1 a 3 años, pero el punto de referencia sería cuando la persona deja de sufrir, si existirá dolor, pero la persona puede volver a invertir sus emociones en la vida y en los vivos.
