Existen cuatro dimensiones del lenguaje; o lo que es lo mismo, los cuatro aspectos o componentes esenciales para adquirir un correcto y completo desarrollo del mismo: fonología, semántico, morfológico-sintáctico y pragmático.
Todos estos aspectos son muy importantes para el desarrollo del lenguaje social y la comunicación del niño con su entorno en el día a día.
A medida que los niños practican y dominan los sonidos (fonemas), los significados (semántica) y las reglas gramaticales (sintaxis) también deben aprender un gran número de reglas no verbalizadas que dirigen la conversación. En pocas palabras, deben de aprender la pragmática del lenguaje. (Bates,1976)
Para que la comunicación con otras personas se realice y usemos nuestro lenguaje de forma correcta, disponemos de una habilidad llamada pragmática. Gracias a ella podemos comunicarnos de una forma u otra dependiendo de cada situación.
El desarrollo pragmático se inicia desde el nacimiento, pero es desde la segunda mitad del primer año que los niños empiezan a ejercer mayor control sobre sus interacciones con el adulto. Aprenden a comunicar sus intenciones con más claridad y eficacia, aunque la forma básica para esta comunicación se realiza principalmente con el gesto. Entre los 8 y 9 meses, los niños empiezan a desarrollar la intencionalidad comunicativa y a mostrar capacidad para compartir objetivos con los demás (Owens, 2003). Estas señales comunicativas reflejan la motivación y la meta que pretende conseguir el niño al comunicarse con el otro, y se denominan funciones comunicativas.
Sin embargo existen muchas dificultades para que los niños adquieran esta habilidad de manera natural. Los trastornos pragmáticos representan un aspecto aún no muy conocido de la patología del lenguaje y de la comunicación. No obstante, afectan a un número importante de niños que presentan trastorno generalizado del desarrollo, un trastorno pragmático del lenguaje (o trastorno Semántico-Pragmático ) o enfermedades neurológicas.
Por lo tanto, existen numerosas y diversas clases de habilidades pragmáticas, las cuales pueden o no estar desarrolladas en los niños:
• Cinética: el uso de los gestos;
• Proxémica: el uso de la distancia y del espacio cuando interactuamos con los demás;
• Intención: el propósito de la comunicación;
• Contacto visual: mirando directamente al interlocutor (mirada recíproca);
• Expresión facial: el significado emocional de los movimientos de la cara, como la sonrisa o el fruncimiento del ceño;
• Peticiones: pedir algo por medio de la comunicación;
• Facultades conversacionales: la interacción social entre los interlocutores, incluyendo el intercambio de turnos;
• Variación estilística: la habilidad para adaptar nuestra habla y nuestro lenguaje a diferentes interlocutores y público;
• Presuposiciones: lo que ya sabemos o presuponemos que puede intuir en la conversación;
• Topicalización: incluye introducir temas, mantenerse en un tema, cambiarlo y analizarlo;
• Aclaración y reparaciones: pedir a tu interlocutor que te aclare la información que no entiendes, o proporcionarle la información que precisa cuando es él quien no te entiende a ti.
¿Cómo puedes ayudar a tu hijo?
CONTACTO VISUAL
Intenta colocarte a su altura para comunicarte con él, puedes usar gestos o un objeto que llame su atención y colocarlo a nivel de tu cara para atraer su mirada.
RESPETAR TURNOS
Utiliza actividades en las que tengan que esperar para poder intervenir. Por ejemplo, el juego de memorama, dominó, lotería, guardar objetos o bloques 1 a 1, adivinanzas , entre otras.
LEER CUENTOS
Léele un cuento, pídele que escuche atentamente y al finalizar la lectura puede realizar comentarios y/o preguntas
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Aprovecha la rutina diaria para preguntarle ¿cómo estuvo su día?, sino te platica puedes empezar a platicarle lo que hiciste durante el día, ¿Te gustó el desayuno?, ¿Con quién jugaste durante tu descanso?, entre otras.
OPORTUNIDAD DE ELEGIR
Permítele escoger entre varias opciones, la ropa que quiere usar, una película, un juego, la comida, etc.