El estilo de vida actual nos ha llevado a ser más sedentarios y a tener un patrón de alimentación desordenado. No siempre tenemos tiempo para cocinarnos y los trabajos, sobre todo después de la pandemia, suelen promover el sedentarismo. Sin embargo, hacer pequeños cambios en nuestra dieta y estilo de vida pueden impactar mucho en la salud a largo plazo, por lo que hoy te explico 3 de ellos:
El primer hábito que puede marcar la diferencia es el de tomar agua. Parece sencillo, pero hoy en día existen tantas opciones que nos prometen hidratarnos que puede ser confuso elegir entre tantas opciones. A pesar de esto la respuesta es sencilla: la mejor opción para reponer los líquidos que nuestro cuerpo pierde es el agua natural. Como segunda opción el café y té (depende del contexto) sin endulzante son opciones saludables también.
El priorizar tu hidratación con agua natural y no a partir de otras bebidas como las bebidas azucaradas, jugos o refrescos puede reducir el riesgo de diabetes, enfermedades del corazón, enfermedades crónicas y muerte prematura. El agua es un nutriente esencial a cualquier edad y sin duda priorizar su consumo marcará una diferencia en tu salud.
El segundo hábito es el de tener una dieta rica en fibra. La fibra es un tipo de carbohidrato que nuestro cuerpo no puede digerir y que también tiene múltiples beneficios a nuestra salud. Tener una dieta rica en fibra ayuda a controlar nuestros niveles de glucosa, colesterol, prevenir enfermedades del corazón, diabetes, reducir el riesgo de cáncer de mama, prevenir el estreñimiento, y enfermedad diverticular. Una manera de incrementar la fibra en nuestra dieta es comiendo frutas enteras en lugar de en jugo, reemplazando el pan, pasta y arroz blanco por su versión integral, incluir legumbres en nuestra dieta 2-3 veces a la semana e incluir verduras crudas y semillas en nuestra dieta diaria.
El último hábito que puede marcar la diferencia en nuestras vidas es el de hacer ejercicio físico. Hacer ejercicio va más allá de la pérdida de peso ya que juega un papel importante no solo en la prevención del sobrepeso sino también en nuestra salud. Años de investigación han demostrado que no realizar ejercicio aumenta el riesgo de muerte prematura, desarrollo de enfermedades como diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas, osteoporosis, depresión y algunos tipos de cáncer. De hecho, la evidencia científica nos muestra que el ejercicio físico tiene beneficios inmediatos para la salud al reducir la ansiedad, presión arterial, mejorar la calidad del sueño y el riesgo de desarrollo de diabetes. Por otro lado, mejora la cognición, salud ósea, del corazón, la salud mental y ayuda a prevenir hasta 8 tipos de cáncer. En adultos mayores el ejercicio reduce el riesgo de caídas, y en embarazadas reduce el riesgo de depresión posparto y en todos los grupos de personas reducen el riesgo de aumento de peso excesivo. Además, si vives con alguna enfermedad, el ejercicio físico puede mejorar algunos síntomas de dolor en el caso de la osteoartritis, puede retrasar la progresión de la hipertensión, reducir los síntomas de la ansiedad y depresión, mejorar la cognición en personas con demencia y Parkinson.
En resumen, priorizar el consumo de agua natural como fuente de hidratación, tener una dieta rica en fibra y realizar ejercicio, son 3 hábitos que pueden prevenir múltiples enfermedades, mejoran la calidad de vida, y si vives con alguna condición de salud puede ayudar a la mejora de síntomas. Son los pequeños cambios en nuestros hábitos los que hacen la diferencia. Si desconoces si tu consumo de agua y fibra son suficientes no dudes en acudir a consulta nutricional para orientarte.
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