Inicia diciembre y comienzan los preparativos para las posadas, cenas navideñas y de año nuevo. Someterse a un proceso de cambio de hábitos de alimentación pareciera impensable ya que suele ser una temporada en la que se consumen alimentos o bebidas en exceso. En cambio, enero suele ser un mes ideal para proponerse cambiar de hábitos, ya que después de un mes comiendo y bebiendo en cantidades mayores a lo habitual, una posible culpa derivada de este consumo, algún malestar gastrointestinal que suele acompañarla y la llegada de un nuevo año, son motores importantes para proponerse bajar de peso.
El aumento en el consumo de bebidas y alimentos que comúnmente suele suceder en diciembre suele relacionarse a las reuniones y festejos propios del mes, pero otro factor importante que puede influir son justamente los propósitos de año nuevo, específicamente el de perder peso.
Un estudio del 2002 por Urbszat y colaboradores ha demostrado que el proponerse un objetivo que implica anticipar una posible privación de comida en el próximo mes puede ser perjudicial.
En este estudio los investigadores evaluaron el efecto de la anticipación de la privación de alimentos sobre la ingesta de individuos. Como resultado obtuvieron que el anticipar que vas a someterte a una privación de alimentos puede hacer que te sobrealimentes. Es decir, que con el simple hecho de saber que vas a someterte a una dieta en enero puede desencadenar que consumas más de lo habitual de los alimentos disponibles en diciembre.
El tener esta mentalidad de dieta hace que tomemos cualquier oportunidad para comer de aquello que “no vamos a poder comer después” y consumirlo en grandes cantidades.
En este contexto, una recomendación es dejar de pensar en la falsa creencia de que:
Los alimentos típicos de las festividades navideñas son “Malos” o “engordan”.
No vamos a poder volver a consumir esos platillos nunca más.
Llevar una dieta muy restrictiva es la única manera de perder peso.
Los platillos festivos no caben en el contexto de una dieta saludable.
La realidad es que:
Los alimentos típicos de las festividades navideñas son eso, alimentos. Al comerlos en una ocasión, es imposible subir de peso.
Se puede consumir pavo, ensalada navideña, y puré de papa en cualquier época del año, y también en un contexto de pérdida de peso.
Perder peso es un proceso que no solo se logra privándose alimentos. Hay que realizar actividad física, tener un adecuado descanso, cambiar hábitos de alimentación, y sobre todo para no recuperar ese peso perdido, implica mantener esos hábitos el resto del año y probablemente de por vida.
Una dieta saludable es aquella que es completa, equilibrada, inocua, suficiente, variada, y además, debe ser acorde a los gustos y la cultura de quien la consume. Por lo que los platillos festivos entrarían dentro del contexto de una dieta saludable.
Así que no empieces la dieta en enero. Crea hábitos saludables que perduren todo el año.
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