Carlos y Ana se conocieron en la Universidad, empezaron a salir primero con sus amigos de la universidad con quienes la pasaban muy bien, pero poco a poco empezaron a salir solos, apartados de sus amigos, porque se dieron cuenta que se sentían muy agusto uno con el otro y que tenían muchas cosas en común, y otras no tanto, pero les agradaban o al menos las respetaban, se enamoraron y empezaron a formalizar su relación hasta que decidieron compartir y convivir más, comprometidos uno con el otro y empezaron a vivir juntos.
Al tomar esa decisión, tomaron muchas otras también, como la independencia, el autocuidado y responsabilidades nuevas que conlleva el vivir fuera de la casa de sus padres, como su propio alimento, iniciar a hacerse de sus cosas para vivir cómodos, pagar una renta, luz, agua, etc. Carlos y Ana pasaban muchas horas platicando, contando sus historias del pasado, platicando de la vida, de sus amigos, de sus familias, de sus miedos, de sus deseos, de sus metas, de su futuro, de la escuela, de sus propósitos como profesionistas, como personas, como pareja, etc. Y empezaron a hacer planes juntos. Se apoyaban mutuamente, empezaron a apoyarse con los gastos, con la escuela, con sus metas a corto plazo, se daban detalles, salían a pasear o divertirse menos por los gastos, pero estar juntos los ayudaba a sentirse satisfechos social y emocionalmente, pues se tenían uno al otro. El hecho de que ahora eran independientes los obligaba a estudiar y trabajar, y como ya estaban en la profesión, los empleos que realizaban eran de su rama pero muy absorbentes , empezaban a tener experiencia laboral. esto los tenía muy entusiasmados, porque eso les podría prometer un mejor futuro, aunque se extrañaban, porque cada vez se veían menos, cuando lograban verse, se sentían muy cansados, ya no platicaban tanto, pues les ganaba el sueño. Aún así, su amor era tan grande que buscaban espacios para compartir, un desayuno juntos, un baño caliente compartido, una copa de vino en fin de semana o al menos un café antes de empezar el día. La idea era estar presentes, se fueron adaptando muy bien a sus nuevas vidas, de hecho, aunque ya veían mucho menos a sus amigos, hacían todo lo posible por convivir con ellos al menos en los cumpleaños, o festejos importantes. Un día en un convivio, Ana se empezó a sentir mal, Carlos traía una buena noticia que quería compartir con todos, Ana al ver a su novio emocionado por querer compartir su alegría disimuló un poco, para no afectar a su pareja. Carlos les platicó que le ofrecieron un mejor puesto, con un mejor salario. En ese momento hubo mucha alegría, todos lo felicitaron, Carlos empezaba a sembrar una cosecha que les iba a poder ayudar a cumplir sus sueños y metas más pronto. Se fueron a casa, y Ana le pidió a una amiga la acompañara al doctor, sentía muchos mareos y no paraba de vomitar. El doctor le comentó que se pusiera muy contenta pues un bebé venía en camino. Al darle la noticia a Carlos hubo mucha felicidad, Carlos estaba tan enamorado que quería darle lo mejor a su familia, a sus grandes amores. Se sentía tranquilo porque al haber subido de puesto, le daba una oportunidad de ofrecerles mejores cosas. Así fue pasando el tiempo, y fueron dándose cuenta de toda la responsabilidad y gastos que generaba un bebé, había gastos de médicos, medicinas, ropa para maternidad, se requería más espacio, más cosas, etc. Ana, estaba muy saturada entre el trabajo y la escuela, y a veces no se sentía muy bien, se sentía aún más cansada. Y por su salud y la del bebé, tuvo que dejar de trabajar un tiempo, lo que iba a generar en Carlos una carga más pesada, pero para él, no había problema, ya que lo más importante era el bienestar de su familia. Esto hizo que Carlos empezará a trabajar hasta más tarde, más horas, por lo que se veían menos, A veces Ana lo extrañaba mucho, pues empezó a sentir al bebé y lo quería compartir con carlos, pero Carlos estaba estudiando o en la escuela o en el trabajo, o de plano descansando en los poco ratos que tenía libres. Ana comprendía mucho todas las obligaciones y la sobrecarga que tenía Carlos sobre sus hombros, pero no podía hacer nada, y se sentía muy sola. Así su vientre iba creciendo, Ana arreglando el cuarto del ya casi llegado bebé, y al no trabajar se veía en la necesidad de pedirle a Carlos todo lo que iba haciendo falta, tanto para la casa, como para el bebé. Carlos le daba todo lo que podía, pero se sentía muy presionado, no sabía si le alcanzaría para el parto, aunque le habían subido el sueldo, se daba cuenta que no era suficiente, y lo hacía sentirse insuficiente, pero no dejaba de echarle ganas y seguir dando apoyo en todo lo que se necesitará, además Carlos, también extrañaba a sus amigos, salir, divertirse, pero más a Ana, con el poco tiempo que pasa con ella.
Llega el momento del nacimiento de Alondra, una hermosa nena, que se parecía mucho a su mamá Ana. Carlos al ver lo hermosa que era, se enamoró aún más de su familia, y se sintió motivado, queriendo hacer todos los sacrificios necesarios para sacarlas adelante. Apenas dormía, por lo que empezó a bajar en sus calificaciones, lo bueno es que faltaba poco para graduarse. También en el trabajo su rendimiento disminuyó considerablemente, por lo que le llamaron la atención y se sintió en riesgo, no podía fallarle a su familia. Por lo que puso más empeño, se concentraba tanto que se pasaba de horas laborales, para no volver a fallar y tener excelentes resultados, al final se verían reflejados en su familia. Todo lo hacía por amor, todo lo hacía por su familia. Ana al estar tanto tiempo sola al cuidado de la niña, generó que toda su atención y afecto se volcara en su bebé, y al pasar tan escaso tiempo juntos, la relación se iba enfriando, Carlos no tenía tiempo ni energía para ellas, llegó un punto donde se sentía extraño en su familia, se estaba perdiendo cosas hermosas, aventuras diferentes, no estaba integrándose a la nueva dinámica de la familia y esto lo hacía sentir excluído, sin embargo, sabía que estaba haciendo lo correcto, sabía que las amaba y todo valía la pena, pensaba, “Ya pasará, solo que me estabilice, todo será como antes”, extrañando la compañía, atención y amor de Ana.
Así se fueron alejando uno del otro, ya no tenían aquellas interesantes y amenas pláticas, ya no se sentían conectados, solo cada quien cumplía con lo que le tocaba, dormían en la misma cama fría, pero sin reconocerse, sin hablar como antes solían hacerlo, solo hablan de lo cotidiano, cada quien desde su nuevo mundo, desde la obligación sin tanto interés.
La relación empieza a decaer, ¿qué está pasando?
Cuando iniciamos una relación de pareja, con compromiso, a través del tiempo se van haciendo metas, expectativas , ilusiones de las cosas que quisieran lograr tanto de manera individual como de forma conjunta, como pareja y como familia.
Lo usual, es que para poder lograr cumplir con todo eso, es necesario generar dinero, ya sea a través de un empleo o atendiendo su propia empresa.
Si dedicamos todos nuestros recursos, tiempo y esfuerzo al trabajo, entonces no tenemos que ofrecer en otros ámbitos de la vida, como es en este caso la pareja.
Cuando esto ocurre, se reducen las expresiones de afecto, las citas o los encuentros; a la par que se incrementan las probabilidades de participar en formas negativas de comunicación, cómo poca o nula comunicación, ser más irascibles, más críticos, impacientes o poco tolerantes hacia a otra persona. Algo que no le hace sentir bien a ninguna de las partes.
Cuando sufrimos tenemos exceso de trabajo y estrés es que muchas veces traemos al hogar los problemas y estados negativos generados en el ambiente laboral. Así, si tenemos un mal día en la oficina, ha habido conflicto con nuestro jefe o con nuestros compañeros de trabajo, es más que probable que arrastremos esa toxicidad al hogar; de modo que interpretamos erróneamente las dinámicas de comunicación de nuestra pareja, y tendemos a llevarlas al polo negativo de la relación.
Asimismo, si combinamos el estado emocional negativo con la falta de energía y/o tiempo debido a la gran carga laboral, estaremos creando condiciones donde es más fácil que surja el conflicto en la relación, de modo que nos irritaremos hasta por las cosas más sencillas, aquellas que les llamamos, “una tontería”.
Si vamos sumando esas pequeñas cosas, al final acumularemos tantas emociones negativas y reproches hacia el otro que se acabarán convirtiendo en grandes peleas.
El exceso de trabajo afecta a la pareja de manera gradual. Nadie pasa de la noche a la mañana a sufrir las consecuencias; pero si no estamos atentos a los sutiles síntomas y signos, estos se irán sumando, de manera que pongan en riesgo la relación.
Además, estos efectos negativos no sólo dañan la vida en pareja, sino que, como he comentado anteriormente, afectan a todas las áreas de nuestra vida como la salud física, mental o emocional, como:
Cansancio o fatiga.
Insomnio
Tristeza.
Irritabilidad o ira.
Ansiedad.
Abuso de sustancias como alcohol o drogas.
Enfermedades cardíacas.
Aumento de la presión sanguínea.
Disminución del apetito sexual o problemas de erección.
Depresión.
Debemos tener en cuenta que el estrés laboral es un factor de alto riesgo que afecta directamente a la infelicidad en las relaciones, desafiando la capacidad de las personas para manejar conflictos en la relación de manera constructiva, privando a las parejas de tiempo o intimidad, amenazando la duración de la relación y la satisfacción conyugal.
¿Qué hacer para evitar que esto suceda?
Generar una buena comunicación, expresarle desde tí, desde tu necesidad, sin drama, sin reclamo, sin juicio, sino con amor, con respeto, con la esperanza que se pueda arreglar la situación, cada quien con lo que le toca, para el bien de ambos, de la relación.
Buscar espacios de encuentros, de escucha, de plática, poniendo interés uno en el otro. Incluso pueden descansar un tiempo y luego salir o hacer algo que a ambos les guste, que los conecte.
Que nunca terminen los detalles, estos no deben de ser gran cosa, o costar mucho dinero, puede ser una palabra, una acción, el detalle es un mensaje que tiene como objetivo reafirmar que piensa en tí, que eres importante, que está presente. Y nunca será una obligación, sino, pierde el objetivo.
Trabajar con la paciencia, con la tolerancia, y no solo hacia la pareja, sino hacia tí mism@, hacia el entorno, generando ambientes de tranquilidad, de paz, de amor, de respeto.
Si te das cuenta que tu salud está viéndose afectada es una señal de que le tienes que bajar al estrés, al cansancio y todo lo que conlleva el exceso de trabajo. Busca maneras de canalizarlo, como haciendo ejercicio, meditando, haciendo yoga, escuchando música que tranquilice, haz actividades que te agraden y/o te hagan sentir feliz o relajado. Asiste a un doctor en caso de que continúes sin cambio alguno, o con un psicólogo, para que te apoyen.
En la vida hay miles de cosas importantes, pero hay prioridades, y unas de ellas, son la salud y la familia, no pierdas de vista tu objetivo principal, por lo que haces todo lo que haces. Disfruta cada cosa de tu vida, busca un equilibrio y SE FELIZ!!
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