En este articulo nos centraremos en cómo regular las hormonas sexuales femeninas en el cuerpo de la mujer: los estrógenos.
Su papel en el cuerpo: en la mujer, los estrógenos tienen efectos positivos en cerebro, huesos, corazón, hígado, vagina y otros tejidos. Sus niveles afectan al ánimo, la libido, el peso, la insulina y el envejecimiento.
En exceso son peligrosos: demasiado estrógeno puede causar síndrome premenstrual, depresión, ovarios poliquísticos, endometriosis o miomas, y con el tiempo aumentar el riesgo de cáncer de útero y de mama, el más frecuente en la mujer.
Qué influye en su equilibrio: no solo la producción de estrógenos determina el efecto estrogénico final en el cuerpo; su concentración en los tejidos, la calidad de su acción en las células, la eficiencia en su eliminación del organismo y, cómo no, los estrógenos ambientales que absorbemos marcan la salud de la mujer y su riesgo de padecer ciertas disfunciones.
CÓMO REDUCIR LOS NIVELES DE ESTRÓGENOS
Una buena alimentación será aquella capaz de lograr una auténtica modulación hormonal. Te propongo una dieta antiestrogénica: una que apoye la producción equilibrada de estrógenos, ayude a eliminar residuos hormonales tóxicos a través del hígado y el intestino, y module la acción de los estrógenos en sus tejidos favoreciendo una acción apropiada de los mismos en sus receptores.
CUÁNDO SEGUIR UNA DIETA ANTIESTROGÉNICA
Podemos hacer la alimentación más antiestrogénica en situaciones de desequilibrio hormonal como el cáncer de mama, miomas, endometriosis, migrañas, síndrome premenstrual, ovarios poliquísticos u obesidad.
Para ello hay que añadir o consumir más alimentos moduladores de la aromatasa. Ahora bien, en estados de hiperestrogenismo deseable, como el embarazo, no se debe abusar de plantas o especias con este efecto.
Los alimentos beneficiosos contienen inhibidores naturales de la aromatasa, como luteoprinas, polifenoles tipo resveratrol, protoantocianinas, flavonoides como la quercetina o la apigenina, esteroles, ácido linoleico conjugado… Estos inhibidores no
poseen los efectos secundarios de los fármacos,
pues coexisten en el alimento con compuestos
que mejoran sus efectos.
LA GRASA CORPORAL TAMBIÉN INFLUYE
Evitar el sobrepeso: una alimentación que reduzca el sobrepeso e influya en el metabolismo de las grasas es básico para el equilibrio hormonal.
Mejorar el metabolismo: el tomate y los omega-3 aumentan la producción de adiponectina, la principal hormona que regula el metabolismo de las grasas. Tener niveles altos de esta hormona protege del cáncer de mama y de la diabetes.
Moderar los azúcares: el alcohol y los azúcares simples (alimentos refinados, sacarosa) provocan picos de insulina, uno de los grandes promotores del acúmulo de masa grasa. Y a mayor masa grasa, más aromatasa.
Si bien es cierto que las mujeres responden mejor al estrés gracias a los estrógenos y su acción protectora en el cerebro, un estrés mantenido favorece el desequilibrio hormonal global y hepato-intestinal, y propicia la obesidad, factores todos ellos contraproducentes.
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