El Trastorno por Estrés Postraumático (TEP) alude a un patrón de síntomas que pueden desarrollarse o activarse en individuos que han sufrido estímulos estresantes o eventos traumáticos. Cuando nos referimos a eventos traumáticos implica que el sujeto haya haber sido testigo o experimentado un acontecimiento que involucra una amenaza de muerte o una amenaza a la integridad física (lesión grave), acompañado de una respuesta del individuo ante el acontecimiento tuvo que incluir un miedo intenso, indefensión o terror. Posteriormente a este hecho traumático, la persona sigue viviendo su vida “normal”, pero cuando se expone a recordatorios del trauma como pasar por la esquina donde tuvo el accidente, ver en la televisión algo similar a lo que le ocurrió o algún otro estimulo tanto interno como externo, incluso en algunas ocasiones ni siquiera se logra identificar dichos estímulos y que están relacionadas con la situación traumática.
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Así pues, dicha experiencia traumática borra o nubla la intercomunicación entre los hemisferios cerebrales, dicha intercomunicación permite la contextualización, la interpretación y la ubicación temporal a las memorias, también un cambio de información que conforma toda la memoria tal como la conocemos. Así pues, cuando este mecanismo cerebral falla la información traumática que está “guardada” en el hemisferio derecho tiende a pasar al hemisferio izquierdo, ocasionando que nuevamente la persona se sienta abrumada por esta información o estímulos, que activan emociones desagradables. Esto debido a que lo registrado en el hemisferio derecho es atemporal, es decir, que no reconoce pasado, presente y futuro, es como si estuviera en un presente continuo. Ante dicha situación, la persona que trata de colocar una barrera para no deja pasar esta información.
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Cuando el hemisferio izquierdo logra detener esta información y no dejarla pasar, se producen síntomas evitativos y de disociación. En el proceso de evitación, la persona evita exponerse a determinadas situaciones, por ejemplo, cuando la persona va a pasar por un lugar donde sufrió un accidente prefiere evitarlo tomando una ruta alterna, o incluso no estando presente en una situación que lo abrume, como una situación en la que involucre una confrontación con otra persona, con estas reacción consciente y activa, se busca que la emoción contenida en el hemisferio derecho no invada a la persona, es decir, se busca “no sentir la emoción”. Por el contrario, en el proceso de disociación son síntomas que suceden “espontáneamente”, en tal caso, la persona no los provoca en forma voluntaria y son síntomas de desconexión. Estos síntomas de desconexión emocional tienen importancia clave, ya que, la persistencia de este tipo de reacción va a predecir el tipo de respuesta a mediano y largo plazo que tiene la persona frente al hecho potencialmente traumático.
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En el contexto laboral, el inicio de los síntomas de TEPT depende de una exposición única o repetida a un acontecimiento traumático, como un accidente o agresión graves. Sin embargo, es raro que la intervención de salud mental se ejecute en el momento en que puede prevenir la reacción de estrés y, por tanto, esto limita al trabajador a recuperarse plenamente del trauma originado. Así pues, debido a dicha sintomatología propicia la evitación del lugar de trabajo, con el consiguiente aumento del riesgo de conflicto y desacuerdo en torno a la reincorporación al trabajo y la incapacidad laboral, pudiendo llegar a establecerse como invalidez para desempeñar sus actividades laborales.
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Estás alteraciones provocan malestar significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Volviéndose una situación de conflicto la subordinación de las necesidades personales del trabajador a las demandas del puesto de trabajo, siendo objeto de controversia lo que concierne a su relación con las condiciones de trabajo y a la responsabilidad de la empresa cuando se formulan reclamaciones por daños psicológicos, por lo que es fundamental que las empresas tengan presentes aquellos factores que favorecen la disminución se síntomas de estrés postraumático, así como, el seguimiento y apoyo para servicios de atención médica y psicológica oportuna.
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