Del concepto a la aplicación
La resiliencia es entendida como el proceso que permite a ciertos individuos desarrollarse con normalidad y en armonía con su medio a pesar de vivir en un contexto desfavorecido y deprivado socioculturalmente y a pesar de haber experimentado situaciones conflictivas desde su niñez. Se introduce con una justificación positiva, es decir, como un conjunto de atributos identificados que son deseables para las sociedades en sus propósitos de enfrentar mejor a los eventos desastrosos de todo tipo. La capacidad de ajuste personal y social a pesar de vivir en un contexto desfavorable y de haber tenido experiencias traumáticas es lo que define a la personalidad resiliente. La persona resiliente se caracteriza por ser competente y tener habilidades para afrontar algunas situaciones adversas, aunque quizás no los sea para todas.
La resiliencia no es algo exclusivo de personas excepcionales, se encuentra en personas normales y en las variables naturales del entorno inmediato. Por eso, se sostiene que es una cualidad humana universal que se encuentra presente en circunstancias difíciles (desastres naturales, abusos, maltratos, guerras, entre otros) y sirve para hacerle frente a tales circunstancias y saliendo fortalecido e incluso transformado de la experiencia. Es importante recalcar expresa que no está claro que la resiliencia sea una cualidad innata o adquirida, pero que si forma parte del proceso evolutivo de los individuos. Así pues, los aspectos para fortalecer la resiliencia son los siguientes:
Brindar apoyo y afecto
Brindar oportunidades de participación significativa
Enriquecer los vínculos psicosociales
Fijar límites claros y firmes
Enseñar habilidades para la vida
De igual manera, la resiliencia familiar es aquella que, ante las situaciones adversas, facilita a cada miembro la capacidad de seguir creciendo y a pesar de todo, mantener una coherencia en supervivencia como unidad. La familia resiliente es aquella que consigue entender los acontecimientos de la vida como parte de un proceso continuo y constructivo de perturbaciones y consolidación. Asi, mismo vale la pena tener en cuenta que al aplicar la resiliencia en la solución de problemas sociales, se trata de un fenómeno humano y una experiencia de vida difícilmente replicable, que acontece en un momento y contexto específico, y por tanto no se puede generalizar, en otros, los resultados de una experiencia, dadas las particularidades de cada caso. Así mismo, cada cultura desarrolla sus propias estrategias para enfrentar los problemas y la visión que tiene de ellos, un claro ejemplo de esto, es la pandemia mundial por Covid-19 acontecida hace algunos años.
¡Dato interesante!
Ciertamente la mayor parte de las personas resilientes no acuden por los servicios de salud ni de trabajo social, son “socialmente invisibles”, pero ciertamente existen.
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