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¿Las buenas personas pueden hacer actos malvados?

¿Las buenas personas pueden hacer actos malvados? O ¿Actos terribles pueden ser hechos por personas buenas? – Hablemos de la banalidad del mal



Hace ya varios días, a inicios de julio inicié un tema que espero les haya gustado, la maldad como concepto y sus consecuencias en nuestra psique y la sociedad actual. Quería exponer un tema amplio y riguroso pero que en un solo artículo tal vez, quedaría un poco saturado y difícil de comprender. Por lo cual quise apostar por hacer una serie de artículos hablando distintas partes del tema y hacerlo una especie de secuelas para leer, procesar y redefinir nuestros conceptos y percepciones.


En la primera parte quise darles a conocer como los antiguos humanos visualizaban su entorno a través de las cosas malas que les pasaban, les daban nombre, rostro y personalidad para construir una cosmología en donde encontraran un sentido al porque les pasaban estas situaciones difíciles, pero en esta ocasión quiero ir a una época un poco más reciente quiero que veamos cómo cambió un concepto tan antiguo como la humanidad misma y la mujer que hizo posible ese cambio de perspectiva y para eso, primero quisiera presentarles a Hannah Arendt.

Fue una filósofa y teórica política alemana, posteriormente nacionalizada estadounidense, de religión judía y una de las filósofas más influyentes del siglo XX. Fuertemente influenciada de filósofos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Immanuel Kant, Martin Heidegger y Karl Jaspers, además de representantes importantes de la filosofía política moderna como Maquiavelo y Montesquieu.

Viendo su trayectoria nos podemos dar cuenta de que es una eminencia en su rama, pero, ¿por qué fue tan relevante? Bueno, ella fue una filosofa judía que tuvo que emigrar de su país por la persecución nazi a su pueblo a mediados del siglo pasado. Tras acabada la segunda guerra mundial, y durante los juicios de Núremberg, se le pidió acudir al juicio de Adolf Eichmann. ¿Pero quién es Adolf Eichmann y porque fue tan importante como para ser sujeto a un juicio por crímenes contra la humanidad?


Fue un criminal de guerra austriaco-alemán de alto rango en el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial, uno de los mayores organizadores y responsable directo de la solución final, principalmente en Polonia, y de los transportes de deportados a los campos de concentración. Alcanzando el rango de Obersturmbannführer (Teniente coronel) de las Schutzstaffel (SS), había sido fichado por Reinhard Heydrich por su facilidad en el manejo de la logística de la deportación en masa de los judíos a los guetos y campos de exterminio en los países del este de Europa ocupados por los nazis durante la guerra.

Conociendo un poco más de este sujeto podemos darnos cuenta de la relevancia de sus actos en el sufrimiento de tantas personas, pero, ¿qué vio Hannah en Eichmann? Ella, como todos los demás miembros del juicio esperaban ver a un monstruo encadenado, al contrario de eso se encontraron con un tipo amable, educado y asustado que no comprendía en su totalidad lo que estaba pasando. Analizando la personalidad de Eichmann, Hanna se escalofrió al ver en él, una persona normal, incluso bastante mundana, que se justificaba con el hecho de que simplemente recibía órdenes.

Con base en esto Hannah definió un concepto nuevo para su época, la banalidad del mal, que dicta que en determinadas circunstancias las personas más normales pueden hacer los actos más atroces sin deseo realmente de hacer el mal o disfrutarlo, sintiendo o no, culpa o responsabilidad por ellos, sencillamente por cumplir con los deseos o interés de alguien más o de un movimiento.


Parece ser algo muy lejano, pero quiero que imaginemos, cada situación en la que hemos sentido que alguien nos ha hecho algo malo, cada vez que creemos que alguien disfruta de ponernos el pie o cuando nosotros mismos hemos hecho cosas que afectan a otras personas, pero de lo cual no nos sentimos culpables, tal vez veremos maldad donde no la hay o desde la perspectiva de las otras personas estaremos haciendo cosas que las hagan pensar que somos malvados.

Esta no es una invitación a justificar nuestros actos, al contrario, quiero invitarte a replantearte si aquella expareja es tan mala como les has contado a todos, si aquella persona compañera del trabajo que hablo mal de tu reporte lo hizo por ser la mala del cuento, si ese vecino que te dijo que levantes los regalitos de tu mascota es tu enemigo y de igual forma, qué podrías hacer para evitar ser el malo o la mala del cuento. Recuerda desde mis ojos yo soy el héroe del cuento, pero tal vez desde los ojos de otra persona yo sea el villano, todo está en la forma y posición en cómo percibimos la realidad.



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