Cuántas veces te ha tocado escuchar o decir estos comentarios: “Está bien que tengan sus preferencias, pero que no las expresen en público”, “Entiendo que tienen derechos, pero para qué salen a las calles vestidos así”, “Se vale que les gusten las personas de su mismo sexo, pero no deberían ser tan masculinas o tan femeninos”. Estos y otros comentarios provienen del temor internalizado a faltar a las reglas y a las normas aprendidas desde las primeras edades.
Cada persona aprendió en algún momento de su vida a respetar reglas, familiares, escolares, sociales, religiosas; cuando estas reglas se aprenden a partir del control, el resultado es un adiestramiento basado en el premio y el castigo; esto significa que la persona logra adaptarse a un sistema evitando ser castigado y recibiendo recompensas si es obediente; el impacto personal de este adiestramiento es que cuando vea que alguien falta a las reglas y tenga el poder suficiente para controlarlo lo voy a hacer por medio del castigo, es decir, integro en mi ser una actitud repetitiva y me convierto en promotor de esta misma actitud, soy incapaz de cuestionarla y llegará el momento que la repita aún sin supervisión y conciencia.
Este adiestramiento es el responsable de conductas homofóbicas que rechazan comportamientos, manerismos y expresiones de género diferentes a las que fui sometido. Es por ello que al ver o enfrentarme a la diversidad en otros cuerpos, contacto con el temor al castigo internalizado de niño o niña, y actúo en función de él, utilizando el poder que tenga a la mano: discursos de odio, discriminación disfrazada de respeto, y violencia en sus diferentes manifestaciones.
Diversidad es la libertad de elegir nuestros gustos y preferencias no solo sexuales, también expresiones de género, cómo quiero vestir, pensar, sentir, hablar, experimentar etc. Las reglas y normas de convivencia son fundamentales en todo grupo social, pero estas no deberían ser impuestas por medio del sometimiento que ejerce el premio y el castigo; las normas y reglas tendrían que ser aprendidas de forma significativa, es decir basadas en la experiencia creativa, poner a disposición todos nuestros sentidos en las normas y reglas, entender que no hay comportamientos superiores o inferiores, ni mayorías ni minorías, pues todas las personas somos diversas y que al aceptar nuestra particular diversidad encontraremos el camino de la igualdad social y sustantiva.
La fobia a la diversidad sexual entonces es una proyección de nuestras propias expresiones reprimidas por temor al castigo, la fobia a la diversidad es una regresión a las primeras edades en donde no pudimos defendernos del control ejercido por otras personas, esto nos genera dificultades en pareja y laborales, también dificultades de adaptación cuando viajamos a países o ciudades diferentes o nos relacionamos con la diversidad de culturas y religiones.
Si vives fobia a la diversidad o eres discriminado por tu propia diversidad, los procesos psicoterapéuticos pueden contribuir de forma significativa para sanar aquellas heridas del pasado que hoy se traducen en dificultades sociales, intrapersonales, de pareja o de adaptación social.
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