Los mitos de la denuncia.
“Mi pareja me ha violentado en varias ocasiones, pero no quiero arruinarle la vida, sé que debo denunciar, pero me da miedo que se ponga aún más violento, o que termine en la cárcel”
(M.R. 2022).
Son a veces poco comprensibles las razones por las cuales una mujer se queda en una relación donde vive violencia, las experiencias de violencia en la pareja afectan considerablemente la estabilidad de las personas, ya que se realizan en el entorno afectivo, donde se asume que el riesgo no tendría que estar presente de acuerdo a las expectativas que forjamos a lo largo de nuestras vidas, lamentablemente el abuso físico y emocional no inicia en las relaciones de pareja, en el caso de las mujeres debido a las dinámicas machistas y misóginas que se perpetúan en nuestra sociedad, inician desde el núcleo familiar, se extienden a lugares como la escuela, el trabajo, espacios de desenvolvimiento social y religioso, lo cual contradice su sentir en la mayoría de los casos, es decir, por supuesto que ellas se dan cuenta que algo no está bien cuando viven violencia, por supuesto que su cuerpo da manifestaciones físicas y emocionales que indican que algo las lastima, pero se les dificulta verbalizarlo o denunciarlo debido a que los procesos de socialización se encargan de construir e introyectar dentro de ellas, una realidad que les arrebata la posibilidad de apropiarse de sus derechos básicos, a opinar, a expresar sus inconformidades, incluso a expresar sus emociones.
“Recuerdo a mi abuela decir cada que fruncía mi cara por las groserías de mis hermanos: -Nati, las niñas se ven muy feas cuando se enojan, con que no les hagas caso es suficiente-. Llena de impotencia me escondía en el baño para llorar y llorar” (Experiencia compartida en grupo terapéutico 2022):
“Un día me enojé tanto que aventé mis muñecas al piso, mi papá se acercó y me dijo: -Mira como se pusieron tristes tus muñecas, tienes que cuidarlas como tu mamá te cuida a ti; en lugar de enojarte, ayúdale a tu mamá a lavar los trastes.” (Testimonio de rebeca, 2021)
Estos y muchos otros ejemplos muestran como las mujeres fueron y son desincentivadas a la denuncia, se les culpa y juzga por manifestar sus enojos, cuando ésta emoción es fundamental para la sobrevivencia, se les critica cuando levantan la voz ante las injusticias, se les exige priorizar las “formas” antes que sus necesidades, es por ello que al momento de pensar en denunciar, se atemorizan, les aterra pensar en las consecuencias, no siempre las del presente , si no las que corresponden a sus memorias del pasado, cuando fueron criticadas y sancionadas por hacerlo.
Si eres padre o madre de familia, recuerda la importancia de educar en la gestión saludable del enojo en mujeres y niñas, valida y fortalece la denuncia desde la infancia, no pongas en duda su dicho, ni minimices su sentir “por ser mujer”.
Si eres mujer adulta y vives violencia , revisa tu historia, has un recuento de las veces que fuiste limitada de niña o adolescente por manifestar tu enojo o inconformidad ante la violencia, con firmeza y paciencia integra tu derecho a ser respetada , acude a los diversos espacios de tratamiento y orientación psicológica que pueden apoyarte en este camino, y nunca, nunca te reproches por no poder irte a la primera.
La terapia o los grupos de mujeres con enfoque de género son herramientas que de manera virtual o presencial hoy por hoy son pieza fundamental para cambiar el panorama catastrófico que implica denunciar violencia, confía y fortalece tu red de apoyo, amigos y amigas, o familiares que apoyen tus decisiones, y donde no te sientas juzgada.
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Psicoterapeuta Gestalt Fredy Toriz
Especialista en Género.
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