Los niños también pueden padecer estrés depresión, tristeza, ira, miedo, celos. Aunque los síntomas no surgen de la misma manera que en los adultos, en los niños estas afecciones se pueden ver reflejadas  en problemas de conducta como son agresividad, conducta reservada, problemas de lenguaje y del habla, bajo rendimiento escolar, y mala conducta, miedo excesivo, y problemas para comenzar a ser más independientes.

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La infancia es la etapa en la que se ponen las bases para el resto de la vida, es por ello que los problemas que se presenten en esta etapa y no se resuelvan tendrán consecuencias en el resto de la existencia del niño.

Si tu niño vive o ha vivido, factores como el estrés, acoso escolar (bullying), situaciones como el divorcio o los problemas de pareja de los padres, la pérdida de una mascota, un ser querido,  una mudanza, etc, es posible que el niño requiera terapia psicológica. A pesar de que este tipo de situaciones hasta cierto punto son forjadoras  caracter, la forma en cómo se impulse al niño  a afrontarlas es lo que dará al niño herramientas necesarias para enfrentar la vida. 

Si el niño presenta varias semanas con éstos síntomas y  no es posible para él superarlos, aún con la ayuda de los padres, es recomendable recurrir a un experto.

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